Ene 29 2013

LA PUEBLA DE CAZALLA ESOTÉRICA Y MISTERIOSA (III): LEYENDAS MORISCAS

Publicado en LA PUEBLA

Dice el Diccionario, en nuestra opinión quedándose muy lejos de agotar la significación del término, que leyenda es la “relación de sucesos que tienen más de tradicionales o maravillosos que de históricos o verdaderos”, pero como la brevedad obligada de estas líneas no acogería bien el andarse con disquisiones sobre significados de palabras, acataremos de buen grado su venerable autoridad dando por aceptable este punto de partida para la entrega que hoy, estimados amigos del Blog, os ofrecemos a todos.

Así pues el objeto que esta vez nos mueve es ofreceros una muestra de aquellos relatos de carácter maravilloso que de pleno derecho forman parte del acervo cultural y folclórico de la comunidad local morisca, aunque por desgracia, cuando decimos muestra nos referimos a que efectivamente no estamos en condiciones de ofreceros los relatos completos y mucho menos las que, tratándose de leyendas, suelen ser diferentes versiones de las mismas, a este respecto es lamentable pero preciso señalar que según nuestras averiguaciones, lo único conservado de esos relatos es apenas el lejano recuerdo de que una vez existieron.


Vistas de La Puebla de Cazalla desde la vereda Blanca. Para ampliar la imagen cliquead sobre la misma

Así es, en efecto, lo que ha ocurrido no solo en nuestra localidad sino en todas aquellas que comparten con la misma unos ciertos rasgos comunes: economía agraria, ruralidad, aislamiento geográfico, carácter mayoritariamente ágrafo de su población y por consiguiente transmisión exclusivamente oral de las tradiciones comunitarias y la memoria, etc., es decir, es un fenómeno natural el que con el paso del tiempo unas formas culturales se pierdan y se vean sustituidas por otras, en este sentido también el mundo de lo cultural está sometido a la evolución y al cambio permanentes, sin embargo dentro de este fluir incesante, hay momentos, periodos enteros, en que por diversos factores las dinámicas de cambio se aceleran y en un relativamente corto espacio de tiempo son devoradas de modo inmisericorde tradiciones en algunos casos centenarias y hasta milenarias.

Sin ninguna duda, uno de estos periodos a los que nos acabamos de referir encuentra su localización en el pasado siglo XX y por concretarlo aún más en las décadas de los años 50 y 60 en que culminan tres factores importantes: el abandono del campo, la irrupción de los medios de comunicación en la vida cotidiana de las personas, singularmente la radio y la televisión, la alfabetización más o menos masiva y el contacto de muchos de nuestros paisanos con otras realidades sociales propiciado por el fenómeno migratorio que los llevará primero a Cataluña y luego a las Baleares, Francia, Alemania, etc.


Vista aérea del caserío de La Puebla de Cazalla. Se puede agrandar la imagen cliqueando sobre la misma

Los fenómenos mencionados producen, por supuesto, consecuencias de todo tipo en quienes los viven pero podemos pensar que una de estas consecuencias, y no la menos señalada, es que llegan a destruir, o cuando menos a modificar, los contenidos del imaginario colectivo, en primer lugar porque estos se han ido formando poco a poco y con el sedimento de los siglos sobre la base de la relación de las personas con su medio, relación que se ha visto críticamente alterada por estos cambios y, por otra, porque la consecuencia espúrea, pero quizás inevitable por otro lado, de la alfabetización y de la acción de los medios de comunicación de masas es introducir nuevos artículos culturales en la mente colectiva desalojando o sustituyendo los que se encontraban allí desde tiempo inmemorial.

En muy poco tiempo, y esto ha sido perceptible por quienes hemos vivido esos años de cambio, se han dejado de contar los cuentos tradicionales y se han empezado a transmitir a los niños las historias de Disney. En el mismo corto periodo esos niños cesaron de ejercitarse en los juegos tradicionales de la calle y adoptaron otras costumbres lúdicas. Lo mismo pasó con los jóvenes y la música que pasaron de la copla (que ya era de por sí una tradición reciente introducida tambien por los medios de comunicación) a la música ligera o ye-yé. Y por supuesto, aunque los ejemplos podrían continuar, algo idéntico a lo anterior ocurrió con el lenguaje en forma de multitud de palabras y expresiones que rápidamente entraron en desuso con el aprendizaje apresurado de las nuevas que llegaban.


Vista de La Puebla de Cazalla desde el cerro de la Horca. Para ampliar la imagen cliquead sobre la misma

Así fue, dicho muy resumidamente, como desaparecieron estas leyendas moriscas de las que os queremos dar noticia. Ni que decir tiene que nos gustaría en todos los casos poder dar muchos más detalles de los que damos y tal vez el traer a la memoria y a este medio algunas de ellas podría facilitar el que algún lector recuerde a su vez algún retazo ignorado por nosotros, ojalá sea así y lo podamos ver, merecería la pena el rescate, por pequeño que fuera, de este aspecto de nuestro patrimonio cultural inmaterial. Vayamos ahora sin más a conocer esa leyendas, de algunas de las cuales, lo advertimos, solo se han conservado los tema de las mismas.

– Leyenda nº 1: “La Puebla de Cazalla está asentada sobre un volcán”. Nada hay más contrario a esta afirmación desde el punto de vista geológico, por si fuera poco no hay ningún dato en ningún tipo de registro que avale en nuestra población ninguna experiencia de tipo vulcanológico ¿de dónde pues procederá, aunque sea con esa chispa mínima de realidad y con el grado de deformación que se puede intuir, esta creencia? Sencillamente nos resulta imposible imaginarlo.

– Leyenda nº 2: “En el pozo Lirón habitaban unos extraños seres que llamaban a los niños adentro”. Las aguas siempre han sido lugares de residencia de seres mitológicos como por ejemplo las náyades o las lumias, así pues, la leyenda en este caso sí podía tener origen conocido.

– Leyenda nº 3: “En la fuente del Conejo se apareció un ser no humano pero con forma de mujer”. Es seguramente por las circunstancias del lugar una variante de la anterior.



La Puebla de Cazalla desde una perspectiva de gato. Al fondo el convento. Se puede ampliar la imagen cliqueando sobre ella

Leyenda nº 4: “En el cerro del castillo, pegando al río, había antiguamente unas cuevas con grandes escaleras que era por donde los moros salían y entraban cuando no querían ser vistos”. La leyenda seguramente surge al tenerse idea de que efectivamente algunas fortalezas tenían entradas secretas que permitían a sus defensores burlar un cerco. El detalle encaja muy bien en esa idea mítica que se tiene de los antiguos habitantes de Al-Andalus, según la cual poseían muchas riquezas y construcciones monumentales donde podían mantener ocultos sus tesoros a la espera de poder volver un día a recogerlos.

Leyenda nº 5: “En cierta ocasión pasó por La Puebla de Cazalla un santo que fue muy mal recibido por los vecinos, hasta tal punto fue mala la acogida que el santo cuando se fue se desclazó y se sacudió el polvo de los zapatos”. Este resto de leyenda tenemos la intuición de que puede poseer un cierto fondo histórico, en cualquier caso será con completa probabilidad algo difícil de establecer si bien estamos apuntando como posibilidad de que recuerde algún episodio relacionado con las predicaciones de fray Diego de Cádiz en el siglo XVIII, en cualquier caso, de la indagación que estamos efectuando en este sentido daremos cuenta en su momento a los amigos del Blog.

Leyenda nº 6: “Antiguamente, en el invierno, los lobos llegaban hasta la Fuente Vieja”. Es la leyenda que quizás más fácilmente resulte conectar con un hipotético hecho real pues nada se opone a pensar que en tiempos relativamente recientes, y no digamos nada de más alejados en los siglos precedentes, hubiese lobos en la sierra de La Puebla que con posterioridad resultaran extinguidos por la persecución tradicional que el hombre ha hecho de los mismos. Si la realidad fue efectivamente ésta y es muy factible que lo fuera, los lobos podrían haber llegado fácilmente a los ruedos de nuestro pueblo y aun a los corrales de las afueras en busca de alimentos cuando las circunstancias ambientales hacían escasear el tradicionalmente disponible en sus hábitat naturales.



Atardecer de octubre en La Puebla de Cazalla. Fue Truamn Capote quien dijo: ¡Ojalá siempre fuera octubre! Si deseáiss ver la imagen ampliada cliquead sobre ella.

Leyenda nº 7: “La Puebla de Cazalla está situada sobre un lagarto gigante que tiene la cabeza en la zona del paseo y la cola en la Fuente Vieja”. Es posiblemente la leyenda más esotérica de todas pues obviamente el lagarto se refiere a un dragón y éste es un animal, fantástico por lo demás, repleto de connotaciones mágicas y alegóricas. Como en el caso de la leyenda del volcán resulta muy difícil hacer hipótesis, por muy inciertas que sean, acerca del origen de esta leyenda ¿quizás la vivencia de algún terremoto especialmente fuerte? No poseemos noticias concretas al respecto pero en La Puebla, por su posición geográfica, se sintió con gran intensidad el famoso terremoto de Lisboa de 1.755 y quizás la leyenda resulta una elaboración fantástica de dicha experiencia sísmica, que debió resultar muy turbadora, por parte de la población.

Leyenda nº 8: “En La Puebla hubo una casa cerrada y abandonada desde cuyo interior salían despedidas piedras a la calle”. Este suceso lo hemos oído alguna vez referido a otros lugares también. Por otra parte, no hay aportación de ningún otro dato que permita ni la más remota conjetura del tiempo al que se refiere este retazo de leyenda.

Por nuestra parte cerramos aquí el artículo con esta recopilación, ojalá hayamos despertado con él, como mínimo la curiosidad de nuestros amigos y lectores y ya puestos a desear, también algún que otro recuerdo dormido hasta ahora, de un detalle complementario de las mismas o de alguna otra que nos hayamos dejado atrás.


2 comentarios

2 comentarios en “LA PUEBLA DE CAZALLA ESOTÉRICA Y MISTERIOSA (III): LEYENDAS MORISCAS”

  1. Juanel 31 Ene 2013 a las 18:06

    Continuando con las leyendas, recuerdo de pequeño, o de chaval, haber oído aquéllo de: Si la víbora viera y el lagarto oyera, no habría hombres que al campo saliera. Yo no sé si esto es verdadero o falso, pero así se comentaba en aquellos tiempos, que, por lo demás se quedaba uno, o, por lo menos yo, asustado de verdad.
    Y hablando de lagartos, también se comentaba que muchas veces éstos correteaban y hacían correr a las mujeres y según decían era debido a la regla, si la tenían, claro. Así que ese olor de la mujer en ciertos días del mes, era el culpable de ello. Así que nos podemos figurar a una chica o mujer salir corriendo cuando el lagarto la enristraba y, desde luego, ya tenía que correr las pobres y el susto no se lo quitarían nunca. Además por aquellos tiempos vivían muchas gentes en chozas, ranchos, cortijos, haciendas, etc, y también había muchos lagartos, culebras, ratas, lobos, y de ahí tantas leyendas de entonces. Un saludo

  2. Juanel 30 Ene 2013 a las 18:49

    El Chico la Mena era un personaje un poco peculiar y además tenía fama de coger unas turcas de las de aquí te espero. Yo recuerdo cuando era pequeño, pongamos más o menos con unos 7 años, haber oído que una vez este señor había ido a hacer sus necesidades al campo pelota cuando estaba de esa manera como una cuba, y había soltado varios montones. Cuando terminó de hacer la faena se quedó mirando los montones como diciendo, qué barbaridad cuántos he hecho. Pero en ese momento pasó las gentes cantando el rosario que por aquél entonces había mucha costumbre en hacerse a primeras horas de la mañana, cuando en ese momento cantaban aquello de entre todas las mujeres, y entonces dijo: Ya sabía que no había sido yo solo, que había sido entre todas las mujeres. Desde luego, a este señor le conocí de vista y siempre me pareció una persona buena a pesar de sus turcas.
    También mi madre contaba que a veces las ratas habían que tenerse mucho cuidado en ellas, porque cuando se tenía un niño pequeño podían entrar donde estaba y roerle todo lo que podían y me parece que en La Puebla había un chaval que le había ocurrido eso cuando era un rorro.
    Pero lo más espeluznante que le oí decir a mi madre, fue que una vez estaba dando de mamar de noche en la cama una madre a su niño pequeño y llegó una culebra o algo parecido a estos bichos, y le metió su cola en la boca al niño para que no llorara y su boca en la teta de la madre amamantándose de ella.
    Y esto me parece haberlo leído en algún libro que no recuerdo cuál.
    Así que esto del Chico la Mena, tal vez, no lo sé, no sería verdad y sería algo de leyenda, aunque lo de la rata y la culebra pudiera ser muy de verdad.
    Asimismo recuerdo haber oído de niño aquéllo de: Cuando un tonto coge un carril, ni el carril deja al tonto, ni el tonto al carril. Más o menos, eso también lo leí, aunque tampoco recuerdo de quién.
    Y otra cosa que se decía mucho era aquello de: ¿Quieres que te cuente el cuento de la buena pipita? Y si se decía que sí, te respondían: No, si yo no te digo ni que sí ni que no, que si quieres que te cuente el cuento de la buena Pipita. Así que si se decía que no, te respondían lo mismo, y así siempre.
    Pues esta frase se puede leer en el libro de, García Márquez, en Cien años de Soledad, que por cierto a mí no me gustó dicho libro. Aquí la frase estaba cambiada un poco y era aquélla de: ¿Quieres que te cuente el cuento del gallo capón? Y la respuesta tanto sí como no era lo mismo que en la anterior.
    Mi hermano que ya tiene 82 años, me contaba un día que estando en la Venta la Romera, fue a ver una novillada a Osuna por feria y se fue andando y a la vuelta también. Pero en la vuelta ya casi de noche empezó a llover a cántaros y se metió en una alcantarilla. Pero hete aquí que había un hombre ya dentro y oyó mi hermano que decía: ¡Vaya nochecita que se ha liao! Y mi hermano le contestó: ¿Ha visto usted compañero? Pero aquel hombre no había visto a mi hermano meterse y cuando oyó aquella frase salió de estampida y por más que mi hermano le hablaba, más corría aquél. Se supone que uno se había metido por un sitio y el otro por otro y con el ruido de la lluvia, no se enteraron de nada. Espero que alguien cuente algunas leyendas y, si no, algunas cosas raras de las tantas que se contaban por entonces. Un saludo

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