Ago 30 2012

APROXIMACIONES A LA FERIA DE SEPTIEMBRE DE LA PUEBLA DE CAZALLA (II): LA REVISTA DE FERIA DE 1.962

Publicado en ACTUALIDAD,LA PUEBLA

Estimados amigos del Blog Morisco, tal como os prometimos, llegado de nuevo septiembre estamos otra vez con todos vosotros para seguir compartiendo nuestro amor por La Puebla de Cazalla, por su historia, sus costumbres, tradiciones y gentes. Y estando en septiembre qué mejor y más oportuno que dediquemos la entrada iniciadora de la nueva temporada, a lo que más importa a los moriscos en estas fechas, es decir, a nuestra feria como acontecer de entre los más significativos de nuestra vida local, y en concreto a cómo era la misma hace ahora ya medio siglo, o sea, a la feria de 1.962, ¡ahí es nada cómo pasa el tiempo! pensarán algunos de nuestros lectores más veteranos.

Pero debemos anticipar antes de seguir adelante, que a la afición por las cosas de la Puebla que atesora D. Francisco Marín Guerrero, y al celo exquisito con que durante toda su vida ha guardado cuantos documentos impresos caían en sus manos recogiendo algún aspecto de nuestra vida local, debemos el disponer ahora para todos los moriscos  del número correspondiente a ese año de 1.962, de la revista editada por el ayuntamiento de entonces con motivo de la feria. La lectura atenta de la misma, además de la nostalgia y la suave melancolía que nos produce la sensación de lo perdido con el paso del tiempo, es así mismo una fuente muy reveladora a la hora de conocer y recrear algunos aspectos de la comunidad morisca que, como sabéis, es el objetivo que perseguimos en el blog semana a semana.



Programa oficial de la feria de 1.962 incluido en las páginas centrales de la revista. Llama la atención que se considerara digno de resaltar como atracción especial la iluminación del real, prueba de que no siempre habría sido así, y que se especificara que esta era eléctrica. El mercado de ganado sigue siendo uno de los hitos importantes de la feria, tenía lugar cerca del paseo en torno a los terrenos que hoy ocupa la barriada Pio XII, con motivo de la celebración de la misma acudían tratantes y ganaderos, muchos de ellos gitanos, que llenaban las posadas o, como en el caso de estos últimos, acampaban en las inmediaciones del pueblo. Por otra parte, todavía en estos años la dictadura y sus organizaciones políticas gozaban de gran fortaleza. Una de estas organizaciones, el Frente de Juventudes mencionado en el programa, era la rama juvenil de Falange Española Tradicionalista y de las JONS aunque para la fecha ya se había transformado en la OJE. Para ampliar la imagen cliquead sobre la misma.

Por lo demás, todas las revistas de estos años tenían una estructura muy sencilla que permanecía inalterable año tras año, básicamente constaban, además del programa en las páginas centrales, de alguna que otra fotografía, con frecuencia repetida de un año para otro que los escasos medios de la época impedían reproducir con calidad, y de varias páginas de anuncios, la casi totalidad de comercios locales, a cuyos titulares el ayuntamiento “invitaba” a participar en la revista previo pago de una cuota que servía para sufragar su posterior difusión gratuita entre el vecindario.

A todo lo anterior se añadía para completar la publicación, unas cuantas páginas “culturales” con algunos textos o poesías, generalmente versando sobre la localidad o exaltadores de la propia feria y algunos de sus motivos, casi siempre con sabor costumbrista o “andalucista” y a cuyos autores se les hacía el compromiso para que los prestaran. En la del año que nos ocupa estos textos vienen firmados por E. A. de S., Pepita Moreno, B. B. de la Fuenlonguilla (obviamente un pseudónimo), Pedro Gutiérrez Asencio y Salvador Cabello, estas dos últimas personas dentro de sus posibilidades desarrollaron por aquellos años, todavía de penuria en todos los aspectos, una importante actividad cultural en la Puebla, sobre todo en el ámbito del teatro aficionado, y también participaron con sus escritos, muy celebrados por los moriscos, en otras ediciones de la revista de feria.



Fotografía incluida en la revista de 1.962. Corresponde a una instantánea de algunos años antes. Aunque no es seguro, por lo que parece el quiosco de música en la parte derecha, puede estar tomada a la altura del inicio de la actual caseta municipal conforme se entra en el paseo desde la carretera. A pesar de la poca calidad de la misma se pueden observar muchos detalles interesantes, prestad atención a los siguientes: el chico de la derecha lleva pantalones cortos, pero, cuidado, no son equivalentes a las actuales bermudas pues entonces los pantalones largos se ponían solo cuando se dejaba de ser niño. Las muchachas todas con faldas bastante por debajo de las rodillas. En el grupo del centro, un muchacho se arrima a una chica pero esta va acompañada de sus amigas como carabinas ¿durante cuánto tiempo aún? ¡échale paciencia, amigo! A la izquierda, un hombre porta en la chaqueta (todos los hombres llevan chaquetas en la fotografía ¿quién lleva hoy chaqueta en la feria y menos de día?) un brazalete oscuro señal inequívoca de luto (si estaba en la feria es que además el luto no era reciente ni de un familiar demasiado directo). Para ampliar la imagen cliquead sobre la misma.

Pero con todo, sin duda la parte más interesante de la revista, por lo menos a nuestro juicio, es la que contiene los anuncios de los comerciantes e industriales pues en ellos se nos informa no solo de quiénes eran las personas que conformaban estos importantes sectores económicos de la Puebla de Cazalla sino también de en qué consistían estos. Naturalmente es cierto que no todos los comercios e industrias o servicios que efectivamente existían entonces figuran en esta especie de guía que es la revista pero, aun así, son bastantes de ellos constituyendo en todo caso una muestra más que representativa de estos sectores.

Sin ninguna duda, el comercio más numeroso es el vinculado a la alimentación, en concreto al subsector de las tiendas de comestibles donde llegan a anunciarse en torno a las 40. A las mismas se le pueden sumar otros negocios como el de carnicerías y chacinerías que son casi 20 entre ambos y las menos numerosas pescaderías -cinco en total- más dos fruterías. En este apartado la evolución del comercio de la alimentación ha sido clara en favor de la concentración y por tanto de una disminución clara de la cantidad de los establecimientos, consecuencia de la aparición, a finales de los 70 y primeros de los 80, del fenómeno de los supermercados (el primero en la Puebla probablemente fue el economato de la calle Sevilla ya hace varios años cerrado) y posteriormente la apertura de las grandes superficies en los pueblos limítrofes, proceso que a su vez fue eliminado paulatinamente el peso de la plaza de abastos en el entramado económico y comercial local, si bien para la fecha que estudiamos son todavía muchos los comercios que se publicitan con su sede en dicha plaza.


En estos anuncios puede advertirse cómo muchos de los negocios estaban radicados en la plaza de abastos, que en la fecha era aún el referente comercial más importante de La Puebla de Cazalla. El bar Florida que se menciona en la parte inferior izquierda corresponde al que se conocía popularmente como bar del Pérez, situado en la esquina frente al actual Banesto. La calle José Antonio, obviamente, es la calle Victoria de hoy. De los demás negocios, solo existe en la actualidad, pero en otra ubicación de la misma calle, el casino de Artesanos. Continúa así mismo con las mismas actividades de herrería el hijo de Fernando Jiménez Andrade “Papitas”, aunque también en otra localización pues si bien en el anuncio no se menciona, la herrería en cuestión estaba en la calle Papitas, cuyo nombre proviene a su vez del apodo de su dueño que el pueblo adoptó para nombrar a la callejuela entre la calle Victoria y la calle Marchena donde se ubicaba esta. Para ampliar la imagen cliquead sobre la misma.

El segundo negocio en orden de importancia si nos atenemos al número de sus establecimientos anunciados, es el de los bares, tabernas y otros relacionados de los que aparecen en torno a la treintena, en esto hemos cambiado menos pues probablemente esta actividad comercial sigue teniendo en estos tiempos un peso semejante en la economía local o si no mayor; la inmensa mayoría de esos negocios, sin embargo, han ido desapareciendo con el paso del tiempo: el bar de Carito en la esquina de la calle Granada junto al de Benítez, la taberna de Diego Coronel donde hoy está la sucursal de Cajasol en la avda Moreno Galván, la taberna del “Chuy” al comienzo de la calle de la Cruz, la de José Benítez Moreno en la calle Pizarra esquina con calle Fábrica, la de Juan Ramos en la calle San José, la bodega el Bullón en la calle Victoria, la taberna de Reguera en donde hoy está el banco Popular, la taberna de “Manolete” en al esquina de la calle Santa Ana con la plaza del mismo nombre, la bodega de Gordillo frente al paseo donde actualmente hay una heladería, etcétera, aunque unos pocos, muy pocos, queden todavía en activo: la taberna de Diego Palazón llevada por su hijo Gregorio, el Central, el bar Benítez, la taberna de Pachón regentada por Juan Pachón junior, el nieto del titular de entonces Juan Pachón Medrano pero en un sitio diferente, pues está desde 1.980 en que la llevara allí su padre José Pachón Lozano, en la esquina entre Moreno Galván y calle San Antonio, y el quiosco de Rafael Alcázar Pleité el “Gafas” también, por supuesto, con otro tabernero dado el tiempo transcurrido desde esa fecha.


Contraportada de la revista de feria de 1.962. El bar del paseo al que hace referencia el anuncio, se encontraba en el lado izquierdo conforme se entra desde la carretera, justo donde se encuentra la primera casa que hace esquina después de donde están ahora situados los aparatos de gimnasia. Probablemente este es el año de su inauguración. El otro de la carretera de Sevilla es el quiosco del “Gafas” de siempre, solo que ahora su emplazamiento tiene por nombre avda de José María Moreno Galván. En 1.962 no hacía tanto tiempo que se había construido la variante de la carretera (hacia el 1.957 creemos) y sería costumbre seguir denominando a ese lugar como carretera de Sevilla. La feria durante aquellos años tenía además facetas que hoy ya no existen, una de ellas era la del mañaneo en los bares del centro del pueblo que, al contrario de lo que ocurre desde hace bastante tiempo, permanecían abiertos y con una gran animación. Para ampliar la imagen cliquead sobre la misma.

Hay así mismo otras informaciones y fenómenos sociológicos que se deducen de la simple consulta de los anuncios de la revista, en efecto, dicha publicidad, por ejemplo, nos permite constatar cómo estamos ya en la Puebla de Cazalla en la época en que comienza la rápida mecanización de la producción agrícola y la paulatina sustitución, en esas labores, de la tracción animal por la de origen mecánico, todavía será frecuente ver durante algunos años más por las calles de la localidad los carros llenos ya de sacos de aceitunas, de la uva para el lagar, y de melones y sandías o de costales de trigo cuando no ampliados hacia arriba con grandes varas y una red que permitían cargarlos con un mayor volumen de la paja que se metía en los soberaos de las casas en las noches de verano. Desde luego, todavía era el tiempo aunque por poco más, de las carreteras de Morón y de Marchena pavimentadas con macadán, de los trillos en las eras y de segar el trigo a puño y cintura con la hoz.

Y de igual forma 1.962 es aún momento de las yuntas para el arado de los mayetes, la jarria de borricos que transportaba cansina los haces de ramón para el horno de cal de “Chicharro”, o del velaó que pasaba cada noche recogiendo las bestias por la calle para llevárselas a pra(d)o. En este año cuya feria recordamos en el artículo, se iba todavía mayoritariamente al campo a trabajar montado a mujeriegas en el mulo o en la burra, o si se encartaba hasta andando con la escardilla al hombro, y solo los que se podían considerar más afortunados en una bicicleta que entonces llamábamos máquina.


En esta época da comienza en La Puebla de Cazalla la introducción a gran escala de la maquinaria agrícola y en particular del uso de los tractores, marcas como Lanz, Fordson, Hanomag Barreiros y sobre todo Ebro conformarían el cada vez más importante parque de tractores local. Para ampliar la imagen cliquead sobre ella.

La revista de feria es un fiel espejo donde se reflejaba cómo era la sociedad local de la época, hay abundantes pequeños detalles que si no pasan desapercibidos proporcionan muchas pistas para darnos a conocer el rostro de la misma. Hay uno de ellos que nos ha llamado especialmente la atención y se refiere al número de negocios que en los anuncios se autodenominaban como paradores, en total siete, y que no eran sino posadas, fondas o pensiones en el mejor de los casos. Es más que probable el que muchos de estos negocios no tuvieran sino una dimensión estrictamente familiar, y el número de inquilinos que pudieran albergar fuera relativamente pequeño pues no estaba ninguno de ellos ubicado en grandes edificios, pero aún así, el que hubiera una cantidad notable de los mismos tiene que ser significativo y quizás encontrar una explicación en distintos usos y costumbres de la época.

Por ejemplo, se podría pensar que las dificultades para el transporte en esos años: la escasez de medios, los caminos a veces ni siquiera asfaltados, etc., podrían restringir gravemente el movimiento de personas y tal vez, comparado con la actualidad, fuera así, pero al mismo tiempo esas dificultades podían tener el efecto de aumentar el número de transeuntes diarios en la localidad pues era imposible abandonarla a voluntad cuando se dependía para ello de unos transportes públicos escasos. De este modo los viajantes de comercio con sus muestras para enseñar en las tiendas, los maestros y otros funcionarios forasteros y solteros destinados en la Puebla, y en general casi todo aquél necesitado de hacer cualquier clase de gestión comercial y administrativa que requiriera un cierto tiempo, debía forzosamente pernoctar no teniendo otro remedio que hacer uso de algunas de las numerosas fondas o pensiones que por este motivo existían.



En estas páginas de la revista aparecen tres de los anuncios de paradores. El de la parte superior de la página izquierda, el que corresponde con el establecimiento de Juan Bellido Núñez, se refiere a la posada de la calle Morón, cuyos arcos interiores y solería empedrada aún podemos recordar algunos pues estuvo abierta como negocio hasta por lo menos finales de los 60; estaba situada paredaña al quiosco de Mariano conforme se entra en la calle Morón desde el ayuntamiento y todavía hoy existe un pequeño resto de lo que fue su edificio original derribado en 1.980, era con toda probabilidad el establecimiento de inferior categoría y estaba destinado a un público de arrieros, jornaleros, carreteros, etc., porque tenía dependencias donde podían alojarse las caballerías.
Ya en la página de la derecha, la pensión Orellana estuvo en el edificio anterior a la construcción que hoy ocupa la esquina entre la calle Sevilla y la calle Granada. De las tres es la que más ha perdurado en el tiempo pues funcionó como negocio al menos hasta los 80; en los últimos años se ocuparon de ella alternativamente los encargados del bar Benítez y del bar Mena aledaños a la misma.
La tercera es la fonda llamada del 8 que estaba situada en lo que es hoy avda José María Moreno Galván junto al bar del “Perri”, concretamente en el local que ocupa el negocio de placas solares de Carrión. Abierta al menos desde los años 30, siguió desarrollando su actividad hasta avanzados los 60 en que su titular Adela Tagle, decidió poner fin a su vida suicidándose. Esta señora tenía fama de ser una magnífica cocinera cuya especialidad era el cocido y tan bueno le salía que hasta lo vendía en raciones para la calle a los muchos que se lo procuraban. Para ampliar la imagen cliquead sobre ella.

Una costumbre en los usos comerciales muy extendida y arraigada en la época que refleja muy bien la revista y sus publicidad, es el relativo a la figura del agente o representante de un determinado artículo en la localidad, que en numerosas ocasiones tenía concedida en exclusiva la distribución comercial de dicho artículo por la fábrica o compañía productora del mismo. En algunos ramos se le denominaba también a esta figura concesionario.

No podemos entrar en un artículo como este en glosar dicha figura porque ni somos especialistas en la materia ni los condicionantes de extensión lo permiten pero, como estamos convencidos de que serviría para explicar el retrato que la revista de feria hace de la sociedad morisca en 1.962, nos gustaría decir algunas palabras al respecto, breves por demás. Básicamente la representación implicaba que la compra-venta no era, respecto de los productos en cuestión, un acto totalmente libre, es decir, si un comprador deseaba adquirir la mercancía sujeta a este sistema de venta debía necesariamente adquirirla a través del representante de la misma que ganaba una comisión por su intermediación.

Naturalmente la aplicación de este principio podía ser más o menos laxo o riguroso en función del pacto concreto a que llegasen las compañías fabricantes con sus representantes, pero el principio general era este lo que evidentemente era una traba al libre comercio y a la competencia así como un factor que operaba en favor del alza en los precios, tan es así que los restos de este sistema que han pervivido en España hasta hace muy poco tiempo, por ejemplo en el mercado automovilístico, solo fueron completamente derogados en todas sus ramificaciones por exigencias relativamente recientes de la Unión Europea.

Así pues, en la práctica, si un determinado comerciante deseaba adquirir una mercancía cualquiera, por ejemplo cerveza de una concreta marca, estaba necesariamente obligado a comprarla en el concesionario local de la misma y no siempre tenía la opción, si no le convenía hacerlo por cualquier motivo, de recurrir directamente a la fábrica o a otro distribuidor ya que podía darse el caso, según los productos y su política comercial, de que la fábrica solo vendiera a través de sus concesionarios y de que estos a su vez no pudieran vender tampoco fuera de su respectiva demarcación territorial.


En las páginas vemos tres ejemlos de representaciones comerciales. En la de la izquierda Juan Núñez Diaz que lo era de abonos. En la misma página, más abajo, el artesano Jesús Torres Martagón cuya carpintería se hallaba en la esquina entre la calle Morón y la calle Sol en el local que hoy ocupa La Caixa, vendía en exclusiva los primeros colchones Flex pues hasta entonces en la Puebla, los que se usaban en su inmensa mayoría eran de lana los más pudientes y de borra o paja los que tenían menos posibilidades económicas; esta exclusividad significaba como hemos visto que si alguien quería un colchón Flex tenía que comprárselo a Jesús porque en la Puebla no lo encontraría en ningún otro establecimiento comercial. En la página de la derecha vemos que la variedad de productos representados era amplia y estaba a cargo de D. Francisco Romero, que además de agente comercial como reza en el anuncio, fue sobre todo maestro y durante muchos años director del colegio Santa Ana. Para ampliar la imagen cliquead sobre ella.

Hay otros muchos detalles que serían dignos de mención pero, por no alargarnos más, finalizaremos con una observación curiosa relativa a uno de los anunciantes y que en cierto modo denota también un rasgo de la época que pronto finalizaría pues España había entrando, hacia la fecha de la revista, en una nueva fase de internacionalización de su economía y saliendo de otra a la que los economistas llaman como etapa de la autarquía, en el que el principio ideal rector de la economía era que el país tenía que ser autosuficiente en todo lo que consumiera.

Este principio favorecía la potenciación de la producción autóctona en muchos campos de la actividad económica porque por parte del gobierno se ponían diversas trabas, por ejemplo en forma de fuertes aranceles aduaneros, a la importación de productos foráneos aunque fueran de mayor calidad que los nacionales y sus precios en origen incluso inferiores. Como además la ligera mejora en el nivel de vida que se experimentó en este tiempo por efecto de la mencionada internacionalización creó una demanda de consumo más variado y más amplio en la población, ello dio lugar a la aparición de artículos diversos que venían a satisfacer esta demanda, algunos con un éxito relativo, como muestra la gaseosa Sanitex que apareció en la Puebla un poco más tarde, y otros con menos como fue el caso del que nos ocupa que, sin embargo, puede ilustrar como ejemplo el proceso que hemos tan brevemente resumido.


En la página de la derecha podemos ver un anuncio en el que se nos invita a beber un producto llamado Naran-gil que no era sino un refresco de gaseosa de fabricación artesanal y de obvio sabor a naranja. Este producto se elaboraba en una fábrica que había en Morón y era distribuida en la Puebla como especifica el anuncio por Salvador García Fernández “Repele” con su isocarro, que luego se dedicó muchos años, ya con una furgoneta R-4, a surtir de chucherías y golosinas a los quioscos y tiendas tanto de la Puebla como de la comarca. La calle cuyo nombre aparece en el anuncio es un error pues Salvador vivía en la calle de la Luna y no en la calle Laguna que es común equivocación al referirse a la misma. Para ampliar la imagen cliquead sobre la misma.

La revista tiene otras innumerables cuestiones que comentar pues todavía no hemos dicho nada, y eso que merecerían jugosos comentarios, sobre la fábricas de aceite de la localidad (algunas privadas) o de harina de las que existían varias que irían poco a poco desapareciendo en los siguientes años. Así mismo interesante podría ser el comentario acerca de ciertos negocios a los que los cambios sociales, económicos y tecnológicos convertirían algo después en obsoletos pero que en 1.962 aún existían, tal es el caso, por ejemplo de las guarnicionerías o de la espartería de Paquito el de los serones, sita junto a la esquina de avda Moreno Galván con calle Santa Ana, anunciada igualmente en la revista.

Del mismo modo tendríamos que referirnos, al menos de pasada, a las panaderías de las que se anuncian cuatro pero de las que habría seguramente alguna más pues faltaba todavía una década para Pueblapan, o de las ladrilleras con cinco representantes y que tanto futuro tendrían luego aunque hoy todo sea ruina para ellas. Del cine, había ese año en la Puebla nada más y nada menos que tres cines de verano, uno en la calle Granada donde vive hoy la viuda de Pepe Carrillo, otro en la calle Victoria en el local de las cocheras que llevan ese mismo nombre y el tercero frente al paseo ocupando en parte la superficie de la plaza de la Revolución, y es que los primeros televisores no vendrían hasta ligeramente más tarde pues aún ni siquiera se anunciaban en la revista.


Otras páginas de la revista con nuevos anunciantes que merecerían así mismo un recuerdo, la extensión sin embargo que no queremos sobrepasar en el artículo para facilitar su lectura, nos aconseja dejarlo para otra mejor ocasión. Para ampliar la imagen cliquead sobre ella

¿Y qué decir de de las tiendas de tejidos o de las zapaterías? ¿y de los taxis y transportes como la empresa de Rafael Díaz que consiguió en nuestro pueblo darle nombre general a los autobuses y que por cierto tenía asientos de primera y segunda en sus coches en ese momento? Quiénes eran sus titulares y dónde estaban los droguerías, las pescaderías del mercado de abastos, las carpinterías, las primeras tiendas de electrodomésticos, los bancos, las farmacias, los almacenes de materiales de construcción, las relojerías, los cosarios de entonces… todos ellos se merecerían sin duda palabras y recuerdos por igual.

Pero es ineludible que terminemos ya sabiendo de que por mínimo que fuese, tocar todas aquellos aspectos a los que se presta un documento como el que presentamos hoy en el blog, exigiría un trabajo que triplicaría o cuadriplicaría la extensión de este y que las publicaciones electrónicas, en principio, no son las más adecuadas para darle cabida si se desea facilitar la lectura por un público lo más amplio posible, pero no hay problema, tendremos ocasión de volver sobre ellos de un modo u otro y ofrecer a nuestros lectores toda la información que podamos considerar en este sentido digna de su atención.


En la composición de la imagen dos documentos de interés. El primero de ellos es el texto incluido en la revista cuya autora es Pepita Moreno que no es otra que Pepa la “Puchera” que estuvo trabajando en los inicios del funcionamiento de la biblioteca pública en los altos de la Caja de Ahorros San Fernando cuando estaba en la calle Victoria y también en el ambulatorio como auxiliar en el mismo lugar que actualmente ocupa la biblioteca municipal . Pepa era una persona excelente que tenía un trato magnífico con todas las personas. El otro, como nuestros lectores pueden ver, es el anuncio de Tejidos Olmedo cuyo fundador, D. José Maria Olmedo, venía procedente de una familia de comerciantes emprendedores de Estepa y abriría el negocio precisamente este año de 1.962, en concreto el día 11 de abril. La tienda de Olmedo, que éste adquirió con todas sus existencias a Barrero por unas 400.000 ptas de las de entonces, con sus grandes escaparates, con una amplitud de dos pisos, los maniquíes y la cantidad de género expuesto y a la venta, supuso un revulsivo para el comercio local porque modernizó la venta de tejidos y ropa confeccionada y le marcó el paso a las demás tiendas del ramo que venían funcionando en el  pueblo. Estuvo sirviendo al público de la Puebla hasta el día de la jubilación de su titular el 15 de abril de 1.999.

Pero por supuesto que antes de terminar no podemos dejar de mencionar un par de cuestiones que vienen muy al caso sobre estos años, tanto el de 1.962 que estamos recordando como el de 2.012 en el que vivimos. Respecto de 1.962 comentar que fue entonces cuando una decisión que se tomó, y un acto consecuente que después se llevó a cabo, en un rincón de España muy lejano y hasta entonces desconocido para nosotros, dificilmente pudo tener una repercusión más importante para la Puebla y sus habitantes que este al que nos estamos refiriendo; fue efectivamente en 1.962 cuando se decide ampliar la terminal del aeropuerto de la ciudad de Ibiza para dar así abasto al incremento de vuelos que el incesante aumento del turismo requería para acceder a la isla del mismo nombre. Y fueron un grupo de hombres moriscos los que por un vínculo con nuestro pueblo que tenía el responsable de acometer las obras, el capataz de las mismas era un yerno de D. Agustín Palazón al que le decían el “Maño”, quienes a su llamada trabajaron para construir las nuevas pistas; nos lo contaba hace muchos años ya, en una travesía en el barco que iba de Alicante a Ibiza, el amigo D. Antonio Lobo Blanco “Catali”, componente de esa primera expedición y guarda posteriormente durante años del colegio Santa Ana. Estos primeros hombre fueron los que enseñaron el camino de las islas a todos los demás hasta conseguir que, en adelante, ni Ibiza se pudiera entender sin La Puebla de Cazalla, ni La Puebla de Cazalla sin Ibiza.

Hoy ya hace 50 años de todo lo que os venimos contando, que puede parecer poco a algunos o ser toda una eternidad para otros, según se quiera mirar, desde luego son muchas cosas las que marcan la diferencia entre aquella Puebla y la nuestra de hoy pues para nada ni nadie el tiempo pasa en balde, pero tristemente hay algo en común entre ambas realidades, tanto entonces como ahora vivimos tiempos complicados, tiempos de desesperanza, de falta de trabajo y de familias que pasan necesidad, de todos modos posiblemente la feria de 2.012, como probablemente fue la de 1.962, nos servirá unos días como espejismo de nuestra verdadera realidad pues los moriscos sabemos bien esconder nuestras penas bajo el manto de la alegría, pero no nos debemos dejar llevar por el engaño, muchos de nuestros paisanos sufren, y quizás en estos días de feria especialmente, momentos muy difíciles que para los que podamos tener un cierto resguardo contra la adversidad debe ser un motivo que nos mueva a todavía más a la generosidad, a la solidaridad, a ese sentimiento tan morisco de echar una mano al necesitado pues muchos de nuestros paisanos están en esa situación. Y a estos, desde el Blog Morisco transmitirles un solo mensaje: no perdáis la esperanza, no os venzáis al abatimiento y fijaos en el ejemplo de nuestros mayores: peor aún lo tuvieron nuestros padres en 1.962 y salieron adelante en la tarea de construir para ellos y sus familias una Puebla mucho mejor que aquélla que habían recibido.


Portada de la revista de feria de La Puebla de Cazalla del año 1.962 y cartel de la correspondiente a 2.012, entre ambos han transcurrido pues 50 años. Si queréis ampliar cliquead sobre la imagen.

5 comentarios

5 comentarios en “APROXIMACIONES A LA FERIA DE SEPTIEMBRE DE LA PUEBLA DE CAZALLA (II): LA REVISTA DE FERIA DE 1.962”

  1. PACOel 12 Sep 2012 a las 18:57

    Yo tendría en ese año unos 10, tengo muchos recuerdos, uno de ellos es el de “LAS CUNITAS DE NATERA” y la forma que tocaba el Sr. Natera una lata con dos cucharas, al mismo tiempo que preguntaba a todos los chavales que iban subidos en las mismas ¿ARRIBA o ABAJO? y todos respondiamos ¡ARRIBA! esto significaba que cuando finalizaba el viaje la cunita donde estabas sería la última en bajar y podrías permanecer más tiempo ARRIBA o en la PIMPOLLERA.

    Paco Márquez

  2. PEPEel 09 Sep 2012 a las 13:11

    Me gustaria que alguien me contestara a esta pregunta que la ise en la sena que seiso de los reyes mago a Loli Crespillo le pregunte porque no se colgaba los informativo diario de la Puebla ya que no estamos hay para berlo a lo que estamos fuera nos gustaria saber lo que pasa, y me dijo que se estaba areglando ya que abia abido un problema, y en la reunión de cante le pregunte a Fernando el que da los informativo y medijo que estaban en ello ,por sierto fue cuando lo conosi en persona ya que por telefono aviamos ablado bareias beses para que me esplicara como lo podia ber por internet y grasi a el lo estube viendo asta que paso lo que aye sido dijeron bueno cortaron por el verano y despues ubo muy poco aber si se arregla de una bez para todos los que estamos fuera sepamos lo que pasa en nuestra PUEBLA al que arregle esto les doi las grasia un saludo de Pepe Muñoz.

  3. PEPEel 05 Sep 2012 a las 22:12

    Mi agradesimiento a todas la persona que guarda con esmero y cariño estos carteles de tienda y bares de tantisimo tiempo y que salga en estos tiempo yo e conosido a casi todos, hay mui poco que no lo e reconosido y la berda desde que lo abrí ya ban mas de cinco o seis bese que lo leo y cada bez cosco amas
    poque todo el que tenga algo de esto lo mete aqui que lo beamos todo ya que me gusta ber cosa de mi pueblo aunque sea antigua yo echare memoria un saludo a todo los morisco.

  4. Carlosel 04 Sep 2012 a las 10:28

    Uno de los detalles que inducía a error en cuanto al nombre de la calle La Luna era el aspecto que presentaba esta vía en pleno invierno (entonces mucho más lluviosos), y sin pavimentar, pues era una auténtica laguna y lodazal de difícil trasiego para los carros y reatas que llevaban las aceitunas a la primera ubicación que tuvo la almazara de Las Virtudes en esta misma calle donde se halla actualmente el almacén ce bebidas de Machito.

    Un saludo

  5. Manuelel 01 Sep 2012 a las 13:16

    Me ha parecido un trabajo magnífico, sobre todo porque trae al recuerdo y a la memoria formas de vida que ya no volverán. Me ha parecido muy interesante también el análisis que se hace de la vida de la localidad mediante la publicidad de los comercios. La entrada es para recrearse con los eslóganes de los anuncios publicitarios y desde luego con los globos donde se señalan el programa de feria. Personalmente uno de los recuerdos que tengo más vivos es el de las mañanas de la feria en el real, el paseo con poca gente y el palo aquel que hacía de cucaña que casi siempre al tercer intento era conquistado por la gente que se arriesgaba a intentarlo. Este concurso consistía en escalar una especie de viga redonda untada con sebos y aceites.

    Enhorabuena por la entrada y gracias por vuestro trabajo.
    Manuel

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