Abr 25 2012

DIEGO RUIZ CORTÉS, UN PINTOR VANGUARDISTA SEVILLANO DE LA PUEBLA DE CAZALLA

Publicado en GENTE MORISCA

Es Diego Ruiz Cortés un morisco ejemplar posiblemente desconocido para una buena parte de nosotros. Sin embargo, es una persona de relevancia y que debemos conocer por ser un gran pintor que simultaneó la práctica de la pintura con su tarea de profesor de dibujo técnico. Conserva familiares, aunque lejanos, en la localidad, Marcelino “El Carpintero”, Diego “El Panaero” y el fallecido Manolito Cárdenas Ruiz.

Nació Diego en La Puebla el 16 de febrero de 1.930, en el comienzo de una época muy difícil, condicionada especialmente por el estallido de la Guerra Civil. Era la suya una familia humilde marcada como tantas por la pobreza y la escasez de recursos. Su padre José Ruiz Asencio, era un hombre del campo que trabajó como encargado en la cercana finca de Monte Palacios y que terminó poniendo un bar en La Puebla y su madre, Dolores Cortés Romero, como tantas mujeres en esa época, además de llevar su casa trabajó como costurera. Tuvo Diego también una hermana dos años más pequeña, Manolita Ruiz.


Diego Ruiz Cortés acompañado de su esposa

En este tiempo de indigencia y penuria, tenía nuestro paisano seis años cuando estalló la guerra, los niños, para ayudar en la casa, se ponían pronto a trabajar. Diego empieza a los siete como aprendiz de herrero y carpintero a la vez que asiste al colegio. A los diez años, abandona la escuela y se pone a trabajar en diversas tiendas: de ultramarinos, ferretería, droguería y tejidos…

Cuenta J. A. Soler Ballesteros una anécdota, contada a su vez en sus memorias por la esposa de nuestro paisano, que estando Diego en una de estas tiendas llegó un pariente suyo a comprar y que al verlo trabajando con tan poca edad, le preguntó:

Diego, ¿cuánto ganas?

Y que él le contestó:

Dos pesetas a la semana.

Y que el dueño de la tienda que estaba presente y oyó la conversación, contestó a ambos:

Y se las doy porque me da la gana.

El interés de Diego por el dibujo empezó en su infancia más temprana. Pintaba en cualquier sitio y en cualquier soporte: en las paredes de su casa, en cartones y hasta en las pastillas de jabón, según recuerdos de su madre.

Fue amigo de los hermanos Moreno Galván, los cuáles le sirvieron de estímulo para estudiar Bellas Artes y lo incitaron a pedir una beca al Ayuntamiento de La Puebla, que le fue concedida. Con esto empezó la aventura pictórica de Diego que no terminaría hasta su fallecimiento, pues aún en los dos últimos años había pintado más de doscientas obras.

Se fue a Sevilla en 1.947 y tuvo que buscar trabajo como complemento de la beca para poder mantenerse en los estudios. Trabajó como botones en el hotel Alfonso XIII durante dos décadas Se preparó el examen de ingreso a Bellas Artes en la Escuela de Artes y Oficios y aprobándolo pasó a estudiar en la Escuela Superior de Bellas Artes de Santa Isabel de Hungría. Allí conoció a gente que estaría llamada a impulsar los primeros movimientos culturales y artísticos dirigidos a superar el letargo cultural producido por la dictadura, y Diego participó en esta corriente renovadora junto a artistas como Carmen Laffon, José Luis Mauri o Paco Cortijo.



Campo y amapolas (1.960) Museo J. M.ª Moreno Galván de La Puebla de Cazalla

En 1.955 finalizó sus estudios y se dedicó a pintar y a participar en diferentes premios y exposiciones. En este mismo año conoce en Aracena a la que será su esposa, Teresa Diez Caballero, con la que se casará en el año 1.964, en la iglesia del castillo de esa misma ciudad.

Con veintiocho años, ya por el año 1.958, fue ganador del “Premio Rábida” que estaba dotado con quince mil pesetas. Este galardón le sirvió para viajar por diferentes países europeos como Francia, Italia, Holanda, Alemania, Austria, etc., en donde visitó museos que le sirvieron para ampliar su perspectiva pictórica.

Los años sesenta son muy estimulantes para Diego. Intensifica su dedicación a la pintura y el ambiente artístico sevillano está más abierto a las corrientes de vanguardia, con lo que hay más oportunidades para exponer su pintura y para conectar con los ambientes más avanzados del arte contemporáneo del país. Todo esto con el estímulo del profesor de Bellas Artes Miguel Pérez Aguilera que fue muy importante para el desarrollo pictórico y cultural de Sevilla. También dedica su tiempo a pintar y exponer en diferentes ciudades: Madrid, Sevilla, Salamanca, Bilbao, Barcelona, … Va madurando como artista y va pasando como otros de la figuración a la pintura geométrica que marcará su estilo.

En los años 1.968 y 1.969 toma decisiones fundamentales para su vida personal y artística. Deja atrás su trabajo en el Hotel Alfonso XIII y acepta una plaza como profesor interino de dibujo en un instituto de Lucena. También aprueba las oposiciones de profesor numerario en Madrid y consigue destino en Alcalá la Real en la provincia de Jaén.

Los años setenta son años de inquietud y esperanza. La vanguardia artística sevillana entra en un proceso de renovación y de nuevas aportaciones. Se funda la galería Juana de Aizpuru que sirve de impulso a los jóvenes artistas sevillanos. Diego quiere participar de estos nuevos aires y se traslada al instituto Virgen de Valme de Dos Hermanas para enseñar como profesor de Dibujo Técnico. Aquí ejercerá como docente durante veintitrés años. Será tambiñen aquí donde decide un cambio para su pintura, introduciendo figuras geométricas y mostrando composiciones imposibles. Se incorpora a la abstracción junto con otros pintores como José Ramón Sierra, Gerardo Delgado, Ignacio Tovar, Juan Suárez, etc., pero Diego sigue su propia línea personal.

En estos años sigue participando en diferentes exposiciones. En 1.981 va a Madrid a ver el Guernica e intercambia experiencias con el reconocido pintor abstracto sevillano Luis Gordillo. También recibe la propuesta de Fernando Zóbel de dirigir el emblemático Museo de Arte Abstracto de Cuenca, que rechaza por preferir quedarse en Sevilla. En estos años la ciudad llegará a conseguir gran protagonismo en el panorama artístico nacional.

En 1.995 Diego se jubila como profesor en Dos Hermanas y llegan los homenajes de sus compañeros y alumnos. El ayuntamiento de la ciudad organiza una exposición en la Casa de la Cultura que luego se expondrá también aquí en La Puebla en el museo José Mª Moreno Galván.


Sin título (1.960) Museo J. M.ª Moreno Galván de La Puebla de Cazalla

En 1.999, con la participación de los pintores Pepe Soto y Paco Reina, deja en depósito quince cuadros para que sean expuestos como muestra permanente en la torre derecha del museo de Arte Contemporáneo. Esto es un motivo de orgullo para nuestro pueblo pero también un pretexto para que se difunda al menos entre los moriscos la obra de este pintor silencioso.

Con la llegada del nuevo siglo, Diego visita la Fundación Picasso en Málaga y la fundación José Guerrero en Granada. En esta ciudad recibirá el nombramiento de Académico correspondiente de su Real Academia de Bellas Artes. Realiza varias exposiciones en Granada y Sevilla con obras de su última etapa geométrica.

El silencio que ha envuelto su trabajo durante décadas va siendo sustituido, poco a poco, por el reconocimiento que merecen su obra y su persona. La exposición antológica organizada por la Diputación o la publicación (2.006) de una tesis doctoral sobre su obra: Espacio, geometría y color de Julio A. Soler Ballesteros, vienen a confirmar que nos encontramos ante alguien que, a pesar de su sencillez, es importante.

Fallece Diego Ruiz Cortes en agosto del año 2.009. Su entrega a la pintura no perdió intensidad ni siquiera cuando la enfermedad de Parkinson mermaba sus facultades.

La obra de Diego Ruiz Cortés, así como su trayectoria artística son casi desconocidos para el público de La Puebla de Cazalla. Formó parte del movimiento La Joven Escuela Sevillana y del Grupo La Rábida, aunque sin fuertes vinculaciones, pues gustó de caminos más íntimos, personales y subterráneos que posiblemente no favorecieron su reconocimiento. Pero sí compartió un fuerte deseo de romper con la encorsetada estética oficialista y la búsqueda de nuevas y renovadoras tendencias plásticas, innovadoras y de vanguardia, raras en la Sevilla de la época. Desde aquí invitamos al Ayuntamiento de La Puebla a seguir haciendo difusión y promoción de este artista morisco, aún no valorado en todo lo que se merece por sus aportaciones a la estética pictórica sevillana de su época. También incitamos a todos aquellos vecinos que están interesados por la pintura visiten en nuestro Museo de Arte Contemporáneo la obra de Diego que en él está depositada y de la que las ilustraciones que incorporamos son una muestra.

La obra de Diego Ruiz, marcada por la variedad, el color y la geometría lírica, vaga desde la figuración hasta la abstracción. Llena de retratos, paisajes, bodegones, recuerda a veces a Vázquez Díaz, Solana o Benjamín Palencia. Otras veces, los paisajes y bodegones rayan la abstracción con un personal y magistral colorido. En sus hallazgos más personales encontramos, unas veces, cabezas que denuncian una sociedad deshumanizada o representan la fría mirada científica del hombre actual, y otras, composiciones geométricas en superficies bidimensionales, unas veces simples y otras muy complejas, caracterizadas por un magistral dominio del color y la composición.


Paisaje con vallas (1.960). Museo J. M.ª Moreno Galván de La Puebla de Cazalla

Se trata, en opinión de ojos expertos de un artista “reflexivo y silencioso”, como lo define Fernando Martín, citado por Manuel Martínez Vela. Este último lo caracteriza como un pintor, que ha ido evolucionando y lo ha hecho siempre desde planteamientos muy personales, con una fuerte presencia de la geometría y el color. Humanismo y razón, ciencia y emoción: líneas rectas, polígonos, espacios y perspectivas a veces imposibles, colores que llenan esos espacios y en ocasiones los desbordan, todo un vocabulario personal puesto al servicio de los sentimientos. Un repertorio plástico voluntariamente limitado, austero en muchos casos, que nos confirma, como ya lo hicieron en su momento los tracistas árabes en la Alhambra, que la geometría, la matemática visible del espacio, no es tan fría cuando la razón y el corazón se confabulan para emocionar al espectador.

FUENTES.

-SOLER BALLESTEROS, JULIO A. Diego Ruiz Cortés. Espacio, geometría y color. Colección Historia y Arte Local. Diputación de Sevilla, 2.006.

MARTÍNEZ VELA, MANUEL. Diego Ruiz Cortés. Un ejemplo. “Pasaje a la ciencia”. Revista de divulgación científica del IES Antonio de Mendoza. Edición Digital.

2 comentarios

2 comentarios en “DIEGO RUIZ CORTÉS, UN PINTOR VANGUARDISTA SEVILLANO DE LA PUEBLA DE CAZALLA”

  1. Paco Mármolel 26 Abr 2012 a las 20:22

    Un verdadero lujo contar con gente de la valía de los que lleváis este Blog El Morisco.
    Desconocía la Obra del paisano Diego Ruiz Cortés y os agradezco que la hayáis divulgado tan magníficamente, pues viendo su extenso curriculum, no entiendo como no ha sido más conocido por todos sus paisanos.
    Es un placer el entrar en esta página.

  2. Juanel 25 Abr 2012 a las 18:56

    Desde luego, estos del blog morisco, cuando escriben sobre un tema, como en este caso de este insigne pintor, desconocido de la mayoría de gentes de La Puebla, es que se expresan y escriben muy bien, que cuando va uno leyendo, se va dando uno cuenta de que son personas muy cultas y saben plasmar el tema citado con una claridad tal, que me enorgullece que sean paisanos mios. A veces, hasta alucino de lo ilustrativos y entendidos que son en su manera narrativa de lo expuesto. En el cómputo general de todo, un placer.

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