Ene 07 2012
TOPONIMIA DEL TÉRMINO DE LA PUEBLA DE CAZALLA (I): DE LA AGRICULTURA DE LA VID
Toponimia es el conjunto de los nombres propios de un país, región o zona concreta y, también, la disciplina que se encarga de estudiarlos porque, partiendo de cómo se llama un lugar determinado podemos indagar, y al final conocer, muchos aspectos interesantes relacionados con la historia y los rasgos de ese lugar que vienen, por así decirlo, inscritos en su nombre aunque no siempre seamos capaces de percibirlos de inmediato, sobre todo si nuestro mirada no está lo suficientemente atenta.
Ésta es la razón por la que iniciamos una serie nueva de artículos dedicados a la toponimia de nuestro término municipal, que estamos seguros que nos va a permitir la oportunidad de compartir con todos vosotros, amigos y amigas del blog, mucha información curiosa sobre diferentes aspectos de nuestro pasado que hoy permanecerían del todo ignorados si no fuera por esa huella que dejaron en el nombre de algunos parajes.
Vamos a dedicar este primer artículo de la serie a la toponimia de la agricultura de la vid e inmediatamente advertiréis con su lectura que, como ya en su día comentamos en otra entrada, por más que tengamos la tendencia, natural por otra parte, a pensar y creer que las cosas fueron siempre como las vemos en el momento presente, la realidad, a poco que la interroguemos, nos responde que no es así la mayoría de las veces.
Fig. 1. Mapa del término de La Puebla de Cazalla con la localización de topónimos referidos tanto al cultivo de la vid como al vino: 1. Pago de los Majuelos 2. Pago de la Viña Vega 3. Hacienda de San Pedro o las “Boeguillas” 4. Pago de las Viñuelas 5. Pago de la Bodega 6. Cerro de las Viñas.
Pues bien, cuando echamos una ojeada al paisaje que constituye nuestro término, enseguida advertimos una realidad: que la tierra de labor está compuesta, en una proporción abrumadora, por los cultivos de cereales como el trigo y la cebada, de olivar de molino y verdeo y, por último, de diversos tipos de semillas oleaginosas, principalmente la del girasol; y junto a lo anterior una absoluta ausencia de una agricultura tradicional como la de la viña, que como hemos visto ha dejado numerosas huellas en la toponimia a pesar de que nuestro rastreo en este sentido no haya sido exhaustivo, lo que sin duda demuestra que en otro tiempo ese cultivo tuvo para los moriscos una importancia económica y cultural muy significativa.
En efecto, tan es así que dejando aparte la edad antigua, aunque con toda probabilidad los hubo también entonces, cabe conjeturar el origen de los viñedos de nuestra geografía local nada más y nada menos que en la época árabe pues aunque el Islam prohíba a los musulmanes el consumo de las bebidas alcohólicas ya conocemos que la naturaleza humana es débil a nativitate y en Al-Andalus no solo se labraba la viña sino que se producía y consumía vino, no en vano, de las variedades de vid más generalmente cultivadas en La Puebla de Cazalla, esto es: la del rey, montúa, tempranilla, perruna, palomilla, jaén negra, mollar, corazón de cabrito y lairén el nombre de esta última deriva del término árabe hispánico layráni.
Fig. 2. De las variedades cultivadas en La Puebla de Cazalla, algunas como la del rey, lairén y jaén negra se consumían preferentemente como uva de mesa y para pisarlas se destinaban sobre todo la perruna y la tempranilla.
De lo que se trataría es de comprobar si el cultivo de la vid en La Puebla de Cazalla, además de la toponimia legada existente en el término, lo cual es un indicio sustancial, encuentra además otras apoyaturas que coincidan en señalar su relevancia histórica, y en efecto, tenemos que anunciar que así es, tanto que se puede decir que está presente desde los mismos inicios de su fundación e indisolublemente ligado a la misma como nos informa la lectura de nuestra Carta-Puebla en donde su otorgante don Juan Téllez Girón, II conde de Ureña, decreta: “IX – Yten que cada uno que viniere a poblar la dicha villa faga la dicha casa / y ponga dos alançadas de vinna dentro de quatro annos primeros sygui – entes que viniere o le fuere dado solar e tierras en que are” es decir que el requisito necesario para ser admitido como poblador era, junto al de construir una casa, plantar una viña, siendo difícil expresar mejor que con esta cita la importancia de este cultivo para nuestra localidad desde los propios orígenes de la misma.
Pero ¿siguió siendo así de importante en los siglos sucesivos a la fundación? en cualquier caso ¿cuándo comenzó el declive de este cultvo que ha culminado en los últimos años con su completa desaparición? En relación con las dos cuestiones mencionadas, hemos realizado lo que llamando una primera cata, podríamos considerar como el equivalente en la investigación arqueológica a buscar sobre el terreno unas iniciales respuestas a las preguntas formuladas, y hemos de decir a este respecto que los datos obtenidos son cuando menos llamativos, pues con posterioridad a 1.502 diversas son las referencias que hemos ido encontrando relativas todas ellas tanto a la presencia y significación de la agricultura de la vid como a la elaboración de vinos en nuestra localidad.
Fig. 3. Desde los mismos orígenes de La Puebla de Cazalla fue importante el cultivo de la vid.
En efecto, siguiendo un orden cronológico y en un tiempo tan cercano al de la fundación de la villa como un siglo después, encontramos varias referencias a las viñas y los vinos de La Puebla de Cazalla que nos hacen pensar que es la época dorada para los mismos. La primera de ellas se la debemos a D. Ildefonso Pulido que en su obra Consumo y fiscalidad en el reino de Sevilla: el servicio de millones en el siglo XVII, nos menciona al doctor Pedro Berbal y a Ruy Díaz Roldán como vecinos de nuestra localidad que poseen en Hormanil sendas heredades de viña con su bodega correspondiente, justo añadiríamos, en el pago que aún hoy sigue recibiendo el nombre de La Bodega y que hemos señalado más arriba, en el mapa del término, con el número 5.
Y la segunda, que tal vez habría que tomar con cautela por ciertos indicios que comentaremos en su momento, es una curiosísima e insospechada nota informativa, esta vez debida a D. Miguel Herrero García que en su libro La vida española del siglo XVII: las bebidas nos informa sobre nuestro objeto de atención, aunque escuetamente, diciéndonos que: “Junto a Cazalla de la Sierra surgía en su competencia La Puebla de Cazalla, cuyos vinos gozaron no menos de los elogios debidos a su calidad”.
Algo más adelante, ya en plena época de la Ilustración, en el tomo II de una obra fechada en 1.748 llamada Población General de España, a propósito de La Puebla de Cazalla su autor, D. Juan Antonio de Estrada, entre otras cosas de interés nos habla de que la villa, de 600 vecinos, “abunda de Pan, Vino, y Azeyte” y que además “Hay en estos Terminos mas de veinte Cortijos, que se pueden reputar por Lugares, con otras tantas Bodegas de Vino”. Veinte años más tarde, en una reedición de la obra pero esta vez en el tomo I, el autor nos vuelve a ofrecer al respecto los datos anteriores sin variación.
Fig. 4. “De viña cien aranzadas y de ellas catorce son de primera calidad, cincuenta de segunda y treinta y seis de tercera”. Fragmento de las respuestas generales del Catastro de Ensenada correspondientes a La Puebla de Cazalla que se refieren al cultivo de la vid.
Claro que con fecha tan cercana a la anterior como es la correspondiente a 1.751, en que tuvo lugar la firma por naturales de La Puebla de Cazalla de las respuestas que se ofrecen por éstas a los requerimientos hechos a las poblaciones por el Catastro de Ensenada, se vierten algunas informaciones muy diferentes a las que acabamos de conocer ya que, según ellas, en el término de La Puebla de Cazalla solo habría plantadas 100 aranzadas de viña, extensión modestísima pues si tomamos como referencia la superficie contenida en la aranzada de Castilla, el equivalente actual supondría unas 40 has aproximadamente lo que no daría más que para el propio consumo directo del fruto y del vino por sus por entonces 250 vecinos (no habitantes, que en esto tampoco coinciden ambos informes) y tal vez destinar otra parte, aunque necesariamente pequeña, para la venta en los mercados vecinos.
Decidir cuál de estas referencias se atiene más a la realidad es difícil, pues por un lado, si atendemos a la información del siglo precedente podríamos inclinarnos por pensar que la primera y si pensamos que el hecho de haber sido proporcionada por los propios habitantes de La Puebla de Cazalla merece un plus de credibilidad entonces nos inclinaríamos por la segunda, sin embargo, también hay que considerar que en la información ofrecida por éstos pudieron estar influyendo otra clase de motivos además del afán de verdad, no obstante en esta averiguación podría ser relevante el tener en cuenta que en el Diccionario Geográfico de Tomás López, obra que recoge datos correspondientes a 1.788 y suministrados de primera mano por D. Mateo Guirado a la sazón cura párroco de nuestra villa se dice: “Los frutos más singulares de este término son el aceite, trigo, cebada y semillas de todas clases” sin como se ve mencionar en absoluto el del viñedo, así pues nos inclinamos a pensar con los escasos datos disponibles que el cultivo de la vid en La Puebla de Cazalla quizás tuvo un peso económico importante en el siglo XVII pero que después, por razones que correspondería dilucidar a personas más doctas que nosotros en la materia, la mayor parte de ese peso pudo verse disminuido durante el XVIII.
Fig. 5. Estructura de un viejo lagar productor de mosto como los que puso haber en la Puebla de Cazalla.
Y ya un poco más adelante en el tiempo, en la primera mitad el siglo XIX, volvemos a contar con una fuente fiable respecto de la realidad del cultivo de la vid en nuestro término, ésta es el Diccionario Geográfico-Estadístico-Histórico de España y sus posesiones de Ultramar de D. Pascual Madoz en donde refiriéndose a La Puebla de Cazalla afirma sobre nuestro objeto de atención lo siguiente: “PROD.: trigo, que es la principal, cebada, habas, garbanzos, aceite, uvas y bellotas” … “IND.: la agrícola, 5 molinos de aceite en la pobl. y 3 en el térm, 2 molinos harineros en el r., 7 pequeños lagares y una tahona”, lo que nos vuelve a dar una idea, en sentido positivo, del destacado relieve del cultivo de la vid en nuestra localidad pues están las uvas entre los frutos principales de su agricultura y localiza hasta 7 lagares, si bien matizando que pequeños, para la producción de vino, lo que en cualquier caso nos sigue hablando acerca de que la vid y el vino eran productos, al menos relativamente importantes, en la vida socioeconómica local.
¿Y qué se hizo desde mediados del siglo XIX, fecha de la publicación de Madoz hasta los años 90 del XX en que desaparece el cultivo de la vid en La Puebla de Cazalla? Hay en relación con esta pregunta algunos materiales que darían para otro artículo, pero tendría que ser posterior e independiente de éste ya que unirlos desbordaría la extensión habitual que damos a las entradas del blog para facilitar su lectura. Emplazamos pues a nuestros amables lectores a ese segundo artículo si quieren terminar de conocer esta breve historia del viñedo y el vino en nuestra localidad, aunque antes de dar éste por definitivamente finalizado nos gustaría reincidir en la idea de cómo la toponimia puede ser un instrumento muy útil de conocimiento histórico y cultural, hecho que una vez más se comprueba en el caso que hemos tratado en este breve trabajo, trabajo que ojalá haya servido para el disfrute de todos aquellos que nos alientan con su compañía fiel en esta grata tarea de enriquecer poquito a poco el acervo de nuestra comunidad.
FUENTES DOCUMENTALES:
BARRIGA GUILLÉN, C. (Coord.): Carta Puebla de Cazalla de la Frontera. Ed. Diputación Provincial, Sevilla 2.002. Pág. 19.
ESTRADA DE, J. A. Población General de España. Ed. Imprenta del Mercurio, Madrid 1.748. Pág. 176.
HERRERO GARCÍA, M. La vida española del siglo XVII: las bebidas. Ed. Gráfica Universal, Madrid 1.933. Pág. 56.
MADOZ IBÁÑEZ, P. Diccionario Geográfico-Histórico-Estadístico de España y sus posesiones de Ultramar. Tomo XIII. Ed. Imprenta del Diccionario, Madrid 1.849. Pág. 234.
PULIDO BUENO, I. Consumo y fiscalidad en el reino de Sevilla: el servicio de millones en el siglo XVII. Ed. Diputación Provincial, Sevilla 1.984. Pág. 109.
SEGURA GRAÍÑO, C. (Ed.) Tomás López. Diccionario Geográfico de Andalucía: Sevilla. Ed. Don Quijote. Sevilla 1.989. Pág.139.
VV.AA.Respuestas Generales al Catastro de Ensenada. Villa de La Puebla de Cazalla 1.781.Ver ed. digital facsímil del manuscrito en este blog en su entrada del 8 de noviembre de 2.009.
A continuación, para ilustrar el artículo os hemos preparado una presentación con fotografías actuales de los lugares del término señalados en la fig. 1 cuya toponimia es alusiva a la vid o al vino.
Si deseáis ver las fotos ampliadas cliquead sobre ellas.
Me ha parecido muy interesante, a ver si sacáis pronto la segunda aparte y terminamos de enterarnos
Muy interesante como siempre, os escribo solo para deciros que en una de las fotos de las Boeguillas aparece como nombre hacienda San José cuando es San Pedro.