LA PUEBLA DE CAZALLA. EL MORISCO BLOG. FORO DE LA PUEBLA DE CAZALLA

El suicidio es un suceso al que aunque estemos expuestos de cuando en cuando nunca deja de producir como una cierta sorpresa y conmoción entre quienes nos enteramos del mismo, y ello aunque no tengamos que ver directamente con el protagonista, no digamos ya si el que se suicida y los que somos informados del acto de éste manteníamos una relación estrecha., y esto es así porque todo suicidio no solo acaba con la vida de su autor sino que pone en cuestión una de las seguridades que precisamos quienes de un modo u otro resultamos expectadores de esa muerte, la de que la vida es el bien supremo y merece ser vivida.

Ana Magnani por Philippe Halsman (1951)

Pero si en líneas generales damos por cierto lo anterior, el suicidio como acto que nos conmociona en lo más íntimo, multiplica sus efectos cuando se dan en él ciertas circunstancias como por ejemplo que el suicida sea joven, incluso un niño, una madre o un padre de familia con hijos pequeños a los que deja en desamparo, o hayamos tenido la oportunidad de verlo y hablar con él poco antes del hecho sin que hubiéramos advertido ningún signo, ningún gesto por muy sutiles que fueran, que delataran la inminencia de un suceso trágico. Cuando ocurre esto último, la eventualidad de que eso mismo nos acaezca a nosotros pasa a convertirse de una mera conjetura estadistica que nos deja fríos, a algo que en el mejor de los casos nos  inquieta y en el peor nos acongoja quitándonos la alegría de vivir porque se hace, también para nosotros, una amenaza de la que no podemos defendernos.

El alma dormida – Cristina García Rodero (1981)

El que podamos pensar que hay razones o no para quitarse la vida es siempre una cuestión de perspectiva, lo cierto es que las personas que han pensado, por lo menos alguna vez, en hacerlo son mucho más numerosas que las que finalmente llevan a cabo el atentado contra sí mismas y es que, a pesar de todo, el instinto de vida, el miedo al dolor y la repudia tanto religiosa (el suicida comete un pecado mortal) como civil del mismo (el suicidio es un acto de cobardía) etc., al menos en nuestra sociedad sirven las más de las veces como un freno eficaz del ejecutor que está dispuesto a darse muerte por su propia mano.

Ante la tumba – Pirgos Dirou 1960

Por este motivo llama la atención cuando, en un contexto determinado, en concreto en una comunidad pequeña como la nuestra, un suicidio se encadena con otro y en un tiempo relativamente breve tenemos un número inusual de muertes autoinfligidas, en este caso el grado de conmoción de todos alcanza niveles muy altos sobre todo en el grupo relativamente numeroso de personas que, probablemente en silencio, sin haberse atrevido a comunicásrselo a nadie, han pensado con más o menos frecuencia en quitarse la vida, a algunos de los cuales el anuncio reiterado de otros suicidios servirá de facilitador del acto pues normalizará en cierto modo la decisión suicida, y a los demás quizás les aumente el miedo a ejecutarlo y eso tal vez será lo que finalmente les salve de sucumbir al mismo.

Cabecera del periódico de Madrid La Iberia de 12 de septiembre de 1.889

Precisamente la noticia que recoge el diario La Iberia del día 12 de septiembre de 1.889 (casualmente el primer día de la feria de nuestro pueblo) es uno de esos extraños brotes de suicidios en serie, y dice así: “En Puebla de Cazalla (Sevilla) ha puesto fin a su vida un joven de diez y siete años, siendo éste el cuarto de los que de la misma edad se han suicidado en aquella población en el espacio de un año.

Es de notar que allí no se tenía memoria de un suicidio y ya llevan seis en año y medio; los cuatro jóvenes, dos de los cuales se suicidaron en el mismo sitio, y dos hombres, uno de ellos de setenta años”.

Paisaje – Alberto García Álix 1.998

Para poder hacernos una idea aproximada de cuál es la incidencia “normal” del suicidio podemos recurrir a las estadísticas y establecer así cuántos suicidios tendrían que corresponderle a nuestra localidad si la comparamos con los datos de Andalucía en su conjunto, pues bien, sin ningún ánimo de dar más que una pincelada al respecto, según el Instituto Nacional de Estadística en el año 2.006 (último con cifras disponibles sobre el particular) se produjeron en nuestra comunidad autónoma 263 suicidos en total para una población estimada a 1 de enero de 2.007 en 8.059.461 habitantes. Si redondeamos el padrón de nuestra localidad en 11.000 moriscos, por una simple regla de tres hallaremos que a La Puebla de Cazalla no le correspondería un suicidio sino cada 3 años aproximadamente.

El niño del ataúd – Cristina García Rodero 1.982

Ahora bien ¿son absolutamente excepcionales esas cifras para La Puebla de Cazalla que registra el periódico? ¿pudo haber por razones que ahora no sabemos un número de suicidios semejantes en otras localidades en la misma época? Respecto a la segunda pregunta todo apunta a que no pues con toda probabilidad igualmente hubiera sido recogido por el diario y, además, el propio hecho de que se ofrezca como noticia ya implica algo de insólito en la misma.

Y respecto a la primera su respuesta es algo más complicada porque ¿podemos decir que estamos en una localidad que por razones también ignoradas tiene un índice de suicidos superior al resto? Hay comarcas y lugares en que por complejas razones de índole social y cultural, la incidencia del suicidio, en efecto, ofrece tasas superiores a la media, pero hasta ahora este hecho no lo habíamos constatado ni oído referir con respecto a nuestro pueblo, sin embargo, las reiteradas muertes por suicidio habidas en los aproximadamente dos últimos años (en torno también a la media docena o quizás alguno más) apuntan a que nos estamos viendo inmersos en La Puebla de Cazalla en un nuevo brote suicida ¿habrá éste tenido lugar además en otros momentos distintos del actual y del que recoge el periódico? sería importante saberlo pues en caso de confirmarse desvelaría un significativo rasgo del modo de ser de nosotros los moriscos y el fenómeno tal vez hasta podría ser combatido con algunas medidas preventivas dadas sus trágicas consecuencias.

NOTA.- De la fotografía de la miniatura es autor Rafael Moreno Tena (2.000)