LA PUEBLA DE CAZALLA. EL MORISCO BLOG. FORO DE LA PUEBLA DE CAZALLA

La noticia, aunque por desgracia muy breve, acerca de la existencia de este personaje de la Puebla, nos la proporciona el místico árabe Abū Bakr Muhammad Ibn ‘Alī Ibn al-‘Arabi al Mursi (Murcia 1.165 – Damasco 1.240) en su tratado La epístola de la santidad, y la recoge el sabio y venerado maestro español D. Miguel Asín Palacios en su libro Vidas de santones andaluces.

A decir de los especialistas es difícil exagerar las concomitancias e influencias mutuas que la obra Ibn Arabí de Murcia, como se le conoce abreviadamente, tuvo con las corrientes de la mística cristiana europea; y lo mismo cabe decir respecto a España en donde conecta, ya en pleno siglo XVI, tanto con el movimiento herético de los alumbrados como con las excelsas figuras de San Juan de la Cruz y la Santa Doctora de Ávila (ésta última, a la sazón, con un cierto vínculo con la Puebla al que dedicaremos más adelante otro artículo en el blog).

Primera sura o capítulo del Corán que comienza diciendo:
“Alabanzas a Allah, el Clemente, el Misericordioso / Señor del Universo…”

Ibn Arabí defendió en su época una versión nada rigorista del Islam, prácticamente hizo lo que hoy llamaríamos si se nos permitiera la expresión, una lectura liberal del Corán, una llamada a establecer el mandato del amor entre los hombres por encima de las creencias particulares de cada uno, a la tolerancia y al respeto porque todas las criaturas eran hijas del mismo Dios aunque lo adoraren con distinto nombre. También defendió la vía contemplativa e iluminativa para experimentar personalmente la presencia de la divinidad, lo cual le valdría, al igual que les ocurriera a los místicos cristianos, numerosas fricciones con las autoridades religiosas de su tiempo.

Ibn Arabí fue asimismo un gran viajero que visitó numerosas poblaciones en Al Andalus, el Magreb, Egipto, Iraq, Siria y Anatolia, donde en cada ciudad por la que pasaba se entrevistaba con las personas que ostentaban fama de santidad y aprendía de ellas. Luego recogería en su citado libro el nombre de aquellas figuras que le inspiraron una mayor admiración por su sabiduría o su práctica religiosa. Entre las mismas hay una a la que denomina como Abú Abd Allah el de Cazalla de la que dice textualmente: “Vivía en la ciudad de Sevilla, y era hombre virtuoso, de mucho fervor en los ejercicios espirituales y ardiente celo por la gracia de Dios. Cuando entrabas a visitarlo en su casa, se entregaba con más ardor a las prácticas de devoción”.

Vista del castillo de Cazalla de donde era originario Abú Abd Allah

Ahora bien ¿cómo podemos estar seguros de que esta Cazalla es la nuestra y no cualquier otro punto de la geografía, como hay varios, que comparten su nombre? Evidentemente, con las fuentes disponibles es imposible tener un certidumbre completa aunque hay indicios sólidos, a nuestro juicio, que señalan nuestra Cazalla como la candidata más probable para haber albergado la cuna de este santón musulmán al que nos referimos.

En efecto, en otro de sus libros, el titulado El Islam cristianizado, D. Miguel Asín nos da noticia de que Ibn Arabí no solo vivió bastante tiempo en Sevilla donde tuvo casa, sino también en Maurur (Morón) lugar en el que residía un maestro de santidad llamado Abd Allah ben al Ustad al Maururi con el que aprendió y en donde llegó a escribir uno de sus libros espirituales. Y que de Morón viajó con frecuencia a Marchena de los Olivos para entrevistarse con Sol o Jazmín, también llamada por él la Madre de los Pobres, que asimismo fue su maestra de santidad. Todo ello quiere decir que Ibn Arabí se movió en espacios muy cercanos a nuestra Cazalla y que, con total probabilidad, conocía la existencia y el nombre de esta población por lo que era fácil que lo aplicara a Abú Abd Allah como era costumbre entre los árabes de la época cuando designaban a las personas.

En el llano de la Gerena restos de lo que, junto con el castillo, pudo ser la Cazalla musulmana

En La Puebla de Cazalla estamos orgullosos de todas nuestras tradiciones culturales y de entre ellas la andalusí de la que hoy traemos esta muestra, por eso llevamos a gala el genticilio de moriscos y la presencia de la media luna en nuestro escudo municipal, y por esa razón debemos seguir siendo generosos, tolerantes, respetuosos y solidarios con aquellas familias que profesan la fe musulmana (la misma que la de aquellos antiguos habitantes de Cazalla entre los que se contaba Abú Abd Allah) que desde hace unos años son unos vecinos nuestros que contribuyen a la riqueza social, cultural y económica de nuestra comunidad.

A continuación os ofrecemos un archivo sonoro que contiene la recitación de la primera sura del Corán, un canto que retrotrayéndonos en el tiempo nos ayudará a imaginar cómo se elevaban al cielo, en forma de fervorosa plegaria, las lecturas piadosas del Libro a las que se entregaría Abú Abd Allah, y tantos otros como él, en la mezquita de Cazalla.

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